19.2.07

 

IMPRESIONES BRASILEIRAS

A lo tonto a lo tonto llevo ya dos semanas en Brasil. Varias han sido las razones que me han movido aquí. La primera es que en Austria, durante el mes de febrero, hay vacaciones en la universidad todo el mes. Lo sé, un chollo. Parece ser que son vacaciones para ir a esquiar.

Casi todo mi entorno grazense o como se llame en castellano el gentilicio de Graz, me dijo que escapara del frío austriaco. Al final no ha sido para tanto el invierno austriaco, casi más suave que el frío estepario charro, majos. Me encanta imitar el acento salmantino que por suerte no tengo, como majo, candar, baja p'abajo y dila algo a tu tía, o cosas así. Buscando el sol le comenté a mi amiga brasileira J. si aceptaba una larga visita, y ella encantada. El precio que he tenido que pagar ha sido ofrecer un curso en la Universidad Estadual da Santa Cruz, en Ilhéus, estado de Bahía, donde he pasado estos días.

Las impresiones brasileiras son varias. La más clara y más dura de vivir y explicar es la enorme diferencia que sufre el país respecto a riqueza y pobreza. He salido del Brasil más rico, Sâo Paulo, para ir a un Brasil más pobre, Ilhéus y volver al Brasil rico de Brasília. Los contrastes son muy claros, conviven pobres y ricos en la calle, pero no en otros sitios. Por ejemplo, la población negra abunda en Ilhéus, pero apenas están presentes en los centros comerciales, verdaderos centros de reunión en Brasil, o tampoco en la televisión. La población negra apenas tiene presencia social, aunque es la que más se ve en la calle (sobre todo en el estado de Bahía).

El curso en la universidad salió bien, aunque me dejó un sabor de boca agridulce. Los alumnos, muchos de ellos, nunca podrán viajar a algún país vecino para hablar español, tampoco viajarán a España. Tampoco tienen teléfono móvil, ni pueden acceder a Internet. Muchos de ellos llegan a la universidad en auto-stop... Es verdad el ritmo brasileño: cualquier vídeo promocional de España que tenga algo de música de fondo hace que muevan los pies los alumnos. Son mucho más participativos que los alumnos austriacos y más disciplinados que los españoles.

Sâo Paulo es una gran metrópoli. Llena de rascacielos, coches de lujo, guardaespaldas, servicio doméstico con uniforme y cofia. Y pobreza. Y muchas prostitutas y travestis por las calles. Lleno de restaurantes de comida internacional. Me llamó la atención la de restaurantes alemanes que allí había.

Ilhéus es una ciudad más cuca. Es el sitio de refrencia de Jorge Amado, el escritor brasileiro más famoso (Paulo Coelho no cuenta, que es un petardo, según mis alumnos brasileiros), con obras como "Gabriela, cravo e canela". Todo en Ilhéus se llama Gabriela: la copa de helado de cuatro bolas, el taller mecánico, la tienda de lencería, el restaurante... Es una pequeña ciudad colonial, con playa, con multitud de población negra (mi color blanquzco tendente a rojizo hace que se me acerquen todos los mendigos que existen en la ciudad) y tranquila.

Itacaré es una población cercana, playera y llena de surfistas. Muy cuca. Playas de ensueño y todos los tópicos que se puedan decir del Brasil más típico.

Brasilia es mi refugio ahora durante Carnavales. Poco de Carnaval hay aquí. Es curioso, aunque sintomático de mi entorno brasileiro: todos huyen del Carnaval, como he hecho yo. Brasilia es lo más sorprendente que he visto (y tal vez veré) en Brasil. Una ciudad futurista y dabadá me habían explicado, y en efecto lo es. Una ciudad artificial creada en los años 60 por el arquitecto Oscar Niemeyer, del que me he hecho fan(s). Una ciudad muy ordenada, cuadriculada y con edificios futuristas de los años 60. Por lo demás, aburrida, salvo que uno sea visitante de los shoppings o centros comerciales. Lugares a los que acudir cuando caen tormentas.

Civilización (y petardeo brasileiro):
-En los aviones, claro, sirven Guaraná, el refresco oficial en Brasil. Mi gozo en un pozo, aquí se bebe más Coca-Cola que Guaraná. Los zumos, lo mejorcito del país, de frutas que nunca más volveré a probar, porque no existen en Europa.
-La comida es abundante, y salvo los fritos en aceité de dendé, no me han hecho mal a la tripa. Molan los restaurantes a kilo, donde uno se sirve y paga lo que pesa el plato. Super fan me he hecho de la tapioca, sobre todo en helado, de la harina de mandioca con mantequilla (farofa), de la empanada de camarâo y demás alimentos de los que olvido el nombre.
-Carnavales. Son mucho más que mulatas despampanantes. Son desfiles en los que participa todo el mundo, salvo sosos impares como yo. Destacan las carrozas, que transmiten mensajes ecologistas o políticos (algo parecido a las fallas). Claro que el sexo está presente, para eso el país entrega a cada brasileiro 15 camisinhas/condones por mes. La prueba del SIDA la realiza todo el mundo. Por desgracia el turismo sexual (con menores) está a la orden del día (del vuelo Frankrfurt-Sâo Paulo creo que era de los pocos que no iba a Brasil con ese fin).
-Xuxa. Vive, y muy bien. Sigue siendo la protagonista de la televisión infantil, en el canal Globo, donde tiene programa por las mañanas. También tiene taquillazos en el cine y acaba de celebrar sus 20 años con los bajitos. Tanto mis alumnos como yo crecimos con el "Ilarié". La leyenda urbana de que se dedicó al porno es verdad.
-Telenovelas. Sí, la novela es muy importante en Brasil. Sólo en Globo hay culebrones a las 17.30, 18.00, 19.00, 20.50 y 22.00. La importante es a las 20.50. Ahora es "Paginas de vida", bastante floja, por lo que he leído, a la que ha vuelto Sonia Braga, verdadera estrella surgida de los culebrones brasileiros. Lo que me parece más importante es el impacto social que provocan las novelas, donde figuran temas sociales como síndrome de down, leucemia (provoca el aumento de donantes y de ventas de pelucas)... La sociología de la telenovela es mi trabajo frustrado, parece. Las más importantes y emitidas en España: Gabriela, A escrava Isaura, Dancing Days... La última, Terra Nostra, hace unos años. Son más seguidas que las finales de fútbol protagonizadas por Brasil. Acojonante.
-Cine. Vive un poco de "Estación central de Brasil" y "Ciudad de Dios". La protagonista de la primera, Fernanda Montenegro (candidata al Oscar por ese papel) sigue haciendo cosas en la tele. Su hijo, de mismo nombre, ha sido el único famoso que he visto en el viaje, según me informaron mis amigos brasileiros. Nadie me ha podido decir que pasó con Buscapé y otros favelistas de "Ciudad de Dios", que surgieron de la televisión, a partir de una serie del mismo tipo que emitió Globo.
-Música. Por desgracia, la bossa nova sólo suena en el canal audio del avión. Aquí suena más en el día a día pachanga de nombres como axé y forró. Difícil escuchar a Vinicius de Moraes, Jobim, etc. Roberto Carlos sigue siendo el rey. Pero el muy... resulta que no cantó nunca en portugués "El gato que está triste y azul", que aquí nadie conoce. Tampoco existieron aquí las Cacao Maravillao o Regina do Santos. La lambada se lleva más en el revival ochentero de Austria/Alemania y yo no hago más que tararear las canciones que cantaba Ana Belén en un disco que dedicó a la música brasileira. "O qué será que será", por ejemplo, de Chico Buarque.

Eso es todo por ahora. El viaje está siendo más tranquilo de lo que me esperaba. No he tenido grandes picaduras de mosquitos, ni intoxicaciones alimentarias, sólo cierto enrojecimiento en la piel del sol que hay aquí: tampoco me han atracado. Por supuesto que recomiendo Brasil, pero como he hecho yo, alejándose de los tópicos.

Comments:
Guau, impar, qué envidia. Qué bien cuentas todo. El próximo febrero, en 2008, Corea te va a parecer poca cosa...
 
Feliz cumpleaños, nen. Siempre estás presente. Te echo de menos.
 
Aprovecho también a ciegas para felicitarte el cumpleaños, y odiarte a muerte por la envidia que me da leer tu blog.

Abrazos!
 
Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?